Lunes 16 de febrero. Leticia Laguna y Marta Fernández forman parte del voluntariado de larga duración de SED en Guatemala. Éstas son sus reflexiones tras los primeros días en el país:
Primera toma de contacto con Guatemala. Pasamos unos días al cuidado de los hermanos maristas en la escuela de la zona 6. Gracias a todos ellos pudimos compartir momentos con ellos y conocer un poco más intensamente la situación de este país y la situación de los alumnos de la zona 6.
Llegamos a la colonia Juan Gerardi donde nos invade un sentimiento de felicidad y de acogida por parte de los niños y niñas, de las maestras y de las familias de la colonia. Es la sensación de volver a casa, el lugar donde tanto trabajo, sueños e ilusiones habíamos puesto durante 4 meses, por fin estamos aquí. Los primeros días de ubicación, maletas y crear un clima de hogar en nuestra pequeña casita.
Durante la primera semana nos hemos ido centrando poco a poco en nuestro trabajo en la escuela. ‘Seño Leti’ comenzaba sus primeras clases de religión con mucha ilusión y nerviosismo. Todo salió genial, la acogida y el trabajo en clase hace que se sienta una más de esta pequeña familia. Mientras, ‘seño Marta’ conoce sus primeros pacientes a los que va a intentar ayudar, a intentar que se enfrenten de una manera más saludable a las situaciones que viven y así llegaron los nuevos casos, niños y niñas que ojala no necesitaran su ayuda por las dificultad de la realidad que viven. En algunos casos, las familias de la colonia son los que se acercan por la calle a pedir dicha ayuda psicológica, todos son bien acogidos, poco a poco intentaremos dar el apoyo que necesiten.
Durante los días jueves y viernes realizamos las visitas a las casa de los alumnos y alumnas para conocer su realidad, visitamos sus casas, conocemos a su familia e incluso conocemos las peligrosas zonas por donde viven estas familias. Una realidad muy distinta a la de España, desigualdades que, por desgracia, en pleno año 2015 todavía existen. Falta de material sanitario, agua cada 8 días, familias que viven por menos de 30 euros a la semana, familias que viven 10 o más personas en una casa pequeña, chabolas o un camino de más de 1 hora para poder llegar a la escuelita.
Ahí es donde volvemos a ver la REALIDAD de Guatemala, desgraciadamente que existe en todo el mundo. Aún así las familias hacen un esfuerzo para que esos niños y niñas vayan a estudiar, trabajan jornadas de más de 12 horas para dar a sus hijos e hijas lo que necesitan, cuidan de su familia protegiéndolos de la peligrosidad de la zona, y muchas historias más.
Desgraciadamente no todas las familias son iguales y en muchas de ellas existen terribles casos de abandonos, extorsiones, abusos sexuales, fallecimientos, maltrato infantil, situaciones estresantes que hacen a los niños y niñas no poder disfrutar como se merecen de su infancia. Aún así son niños y niñas y son capaces de regalarte cada día una sonrisa que hace que todos los “problemas” sean una minucia. Si ellos pueden, ¿Por qué nosotros no podemos?