Cuando se cumplen 6 años de la independencia de Sudán del Sur-9 de julio-, entrevistamos a Yudith Pereira, una de las responsables de Solidarity with South Sudan (SSS), un proyecto intercongregacional de 260 entidades, que surgió en el año 2008 con el objetivo de colaborar en la reconstrucción de un país asolado por la guerra formando a profesionales en el sector educativo y sanitario. En España esta plataforma es apoyada por las ONG SED, PROYDE y PROCLADE.
-Se cumplen ahora 6 años de la independencia de Sudán del Sur. ¿Cuál es la situación actual del país? ¿Qué radiografía podemos hacer?
De caos en todos los ámbitos: lucha por el poder político y económico de sus líderes, a quienes el pueblo les importa poco. Caos económico para la gente: 900% de inflación, sin poder comprar lo que hay (que es poco), sin carreteras, con milicias en todas las regiones en favor del gobierno o atacando. Es un genocidio silencioso. Nos llegan continuamente noticias de muertes y atrocidades en muchas partes, pero no salen en la prensa. Los funcionarios estatales y militares sin cobrar, las escuelas públicas cobrando tasas para poder pagar profesores, tasas que la gente no puede pagar… Lo peor , los millones de desplazados internos y externos, para los que la vida se detiene, y la hambruna que afecta a la mayoría.
-¿Qué cambios se han realizado en estos años?
Al principio se estableció un gobierno multi-tribal, pero en 2013 una tribu intentó acaparar todo el poder. Se ha intentado revestir la lucha de los líderes en lucha étnica, que no lo es, la gente no se odia por ser de tribus distintas.
Lo peor es que con tantas matanzas se está volviendo tribal. El gobierno ha creado 18 o más nuevos estados, con el gasto que supone, y con efectos de más control para la tribu del gobierno sobre el territorio del país.
-¿Por qué no se está cumpliendo el acuerdo de paz que se negoció en 2015?
Los líderes no quieren compartir el poder y el beneficio económico, que se queda en ellos sin llegar a la población. La comunidad internacional ha presionado pero no puede ni debe cortar la ayuda a la gente.
-Poco se habla y poco conocemos de la guerra civil que vive el país desde 2013. ¿Se podría hablar de un genocidio encubierto?
Sí, ahora sin duda.. en abril nos llegó la noticia de que habían atropellado con tanques a niños, tras obligarles a tumbarse en el suelo, tirado bebes al río , violado a niñas.. Dos de nuestros trabajadores fueron quemados vivos en sus casas. Esto no es nada… pasan muchas más cosas. Tras tantas muertes por todos los bandos, la solución es vengarse pero no porque se odien por ser de tribus diferentes, sino por los crímenes que se han cometido sin que funcione la justicia, todo queda impune, y la venganza es la solución que toman.
Aunque se recibe de la comunidad internacional mucha ayuda humanitaria, continúa el comercio de armas al no salir el embargo en la ONU y es un escándalo… totalmente para denunciarlo. Muchos países están obteniendo beneficios de petroleo y minerales, y la situación de guerra lo facilita. Es vergonzoso.
-Sudán del Sur se enfrenta a una grave crisis humanitaria. ¿Estamos ante una de las mayores crisis alimentarias? ¿Cuáles son las principales necesidades de la población?
Creo que sí que las dimensiones son enormes. No solo es cuestión de dinero necesario, sino de personal y de los convoyes que puedan traer alimentos, además de lanzar alimentos por aviones. En época de lluvias la gente se queda aislada y muchas veces comen hierba (literalmente). No es solo ayuda de asistencia. Si la gente no puede volver a sus pueblos, y continuar con su vida, no habrá comida suficiente para alimentarlos… y se salvan vidas pero se crean dependencias.
-¿Cómo esta situación afecta en concreto a las mujeres y niños y niñas?
Con la mayoría de hombres y jóvenes en el frente, los desplazados son mujeres, niños y ancianos o gente que se resiste a alistarse. Las mujeres son las responsables de la vida de los más vulnerables, y encima se las utiliza como armas de guerra, para hacer más daño. Paradójicamente son las que más dispuestas están a trabajar por la paz y a las que menos en cuenta se las tiene. Ellas no piensan en poder y economía, sino en niños, en salud, y en educación.
-Miles de personas se están viendo obligadas a refugiarse en países vecinos como Uganda. ¿La situación de hambruna actual aumentará el número de personas refugiadas?
Ya ha aumentado muchísimo, también las personas que vuelven al norte…se está despoblando cada vez más.
-¿Qué debería hacer la Comunidad Internacional?
La Comunidad Internacional está jugando una doble política denunciable: favorece la ayuda humanitaria y a la vez sigue vendiendo armas. El dinero manda.
Creo que podría obligar a un proceso de paz, aunque sea desde el exterior y juzgar a todos los involucrados en crímenes (todos los lideres) proponiendo un gobierno alternativo. Podría haber un gobierno temporal desde fuera mientras se prepara uno interno.
-¿Qué podemos hacer desde organizaciones como SED y a nivel particular como ciudadanos?
Informar y hablar de lo que está pasando a todo el mundo, buscar que los medios informen, denunciar la venta de armas, colaborar económicamente pero también moralmente. Por ejemplo, extender el hashtag #southsudanwecare por todo el mundo, para que el pueblo sepa que no están olvidados. Muchas veces no nos reclaman alimentos o dinero, sino que no les olvidemos. Se podrían reproducir vigilias de oración y mesas redondas sobre la paz, promoviendo y dando esperanza de paz en todas partes, paralelas a las que queremos organizar en el Vaticano en septiembre y enero.
-¿Cómo te imaginas el país en unos años?
Espero que pacífico y en reconstrucción, aunque sea tutelado por la comunidad internacional, con la gente pudiendo vivir en sus pueblos y con capacidad de reconstruirse humanamente y construir una sociedad diversa y en paz.
-La plataforma Solidarity With South Sudan nació en 2008. ¿Cómo ha evolucionado hasta la fecha? ¿Qué proyectos se están desarrollando en la actualidad?
Ha perdido misiones como Malakal, y ha sido atacado como la mayoría de la gente, robado, violado… pero cada vez nos sentimos más hermanos. La guerra retrasa el proceso de traspaso de los proyectos a la iglesia local, pero se sigue trabajando en esa línea. Tenemos los centros de Formación de Profesorado y de Enfermería y comadronas en Yambio y Wau, con unos 120 alumnos internos respectivamente, se hacen programas de formación de maestros en distintos pueblos, y estamos asociados con el JRS en Maban. Todos ellos llegan al Certificado Nacional.
La granja de Riimenze, con más de 23 ha cultivadas, capacita a la población local, y asiste a los más de 5.000 desplazados que nos rodean. El equipo de pastoral ayuda a los obispos en formación de catequistas y agentes de pastoral, construcción de paz y reconciliación, superación de traumas , y asistiendo en campos de refugiados.
Lo mejor, los valores que reciben orgullosos: que es posible vivir la diversidad en paz y la convivencia es más rica, la igualdad de géneros, la paz como tarea de cada uno y de todos, la responsabilidad en el futuro, el valor de los niños… Las comunidades nuestras, hombres y mujeres consagrados, con laicos , sirviendo al pueblo y a la iglesia local colaborando con otras instituciones es un modelo que no necesita palabras.